Históricamente la industria de la construcción es una de las que más emisiones contaminantes ha generado, sin embargo, en Europa se está intentando paliar esta situación. El informe de la Platform on Sustainable Finance que encargó la Comisión Europea insta a que, en una nueva regulación, se establezca que el 50% de los materiales en la construcción sean de origen reciclado, reutilizado o de fuentes responsables. No es un mandato oficial, ya que el informe está en proceso de revisión, pero es un indicador que muestra el camino que el sector constructivo debe seguir.

Pero no son todo buenas noticias, ya que según el Green Building Council España, aproximadamente la mitad de las emisiones de carbono que la construcción prevé producir no tienen contemplada ninguna medida para contrarrestarlas. De seguir así, el objetivo de descarbonización establecido por la UE será muy difícil de alcanzar.

A continuación, ante estas dos perspectivas que se confrontan entre sí, vinculado al día Mundial del Reciclaje ponemos en valor, a través de las 3 erres, la situación y las posibilidades de la industria edificadora en el ámbito de la sostenibilidad. Se podría decir que la economía circular va ciertamente de la mano con las tres erres, especialmente con el del reciclaje y la reutilización. Ya que en la actualidad el 40% de la contaminación en Europa proviene del sector constructivo, ¿en qué se puede mejorar?

Reciclar

En el ámbito del reciclaje los desechos de las obras y rehabilitaciones son el mayor recurso potencialmente reciclable. Si bien la concienciación sobre ecología está calando en las empresas y la ciudadanía, el proceso requiere de una fuerte inversión en I+D+i. Antaño, los objetivos empresariales y gubernamentales se enfocaban en el largo plazo, sin embargo, en la actualidad el cortoplacismo se ha impuesto, por lo que una apuesta para un futuro mejor, tanto a nivel ambiental como económico, es más difícil de implantar.

A pesar de la lacra cortoplacista, el Pacto Verde europeo, a través de sus fondos y emisiones de deuda, está permitiendo financiar el proceso de reciclaje de todo el sector constructivo. Materiales como el plástico, el yeso, el hormigón o la madera ya están teniendo una segunda vida en otras aplicaciones o formatos, de forma que se persigue la ciclabilidad de los materiales.

Reutilizar

El terreno de reutilización es igual de amplio que el del reciclaje, pero no requiere de tanta inversión para cambiar el modelo constructivo, sino una modulación de la mentalidad. El campo que tiene unas posibilidades más amplias de ser reutilizado en el ámbito de la edificación es, sin duda, el RCD, que son residuos de naturaleza fundamentalmente inerte generados en obras de excavación, nueva construcción, reparación, remodelación, rehabilitación y demolición, incluidos los de obra menor y reparación domiciliaria. Tal y como explica la fundación sin ánimo de lucro ITeC (Instituto de Tecnología de la Construcción): “No todos los materiales que extraemos de una obra se deben convertir en residuos, en su defecto son potenciales productos para la creación de materiales reutilizados. Los áridos tienen su origen en estos residuos de construcción y demolición. Donde mediante un proceso de conversión que los revaloriza se convierten en materia prima. Se les puede dar diferentes usos como bases de carreteras, rellenos de zanjas o caminos rurales, entre otros”.

Por lo tanto, la rehabilitación de materiales para otorgarles una nueva utilidad está al alcance de cualquier empresa constructora. Otro punto importante para la reutilización de los productos es el Análisis del Ciclo de Vida (LCA) de un producto. Es el método normalizado para una comparación objetiva de los impactos ambientales de diferentes productos o servicios. Este tipo de evaluación permite definir las posibilidades de reutilización de un producto y el coste medioambiental de su transformación.

Reducir

Probablemente sea la más retrasada de todas, pero tiene una fácil comprensión: la esperanza de vida media crece, la pirámide poblacional mundial aumenta y el número de habitantes de nuestro planeta será cada vez mayor. Por lo tanto, que la construcción no pare de crecer como industria tiene todo el sentido del mundo. Como el incremento poblacional es difícilmente subsanable, el cambio para la reducción de las emisiones tiene que ir por otro camino. Para rebajar las emisiones contaminantes, el mejor medio es que el sector de la construcción acoja las otras dos erres en su modelo. Es decir, la vía para la reducción está en la reutilización y el reciclaje, ya que está demostrado que es plausible prorrogar la vida útil de nuestras edificaciones aplicando pequeñas rehabilitaciones que permitan mejorar la eficiencia energética, el aislamiento y la autosuficiencia.

En la actualidad, ya existen metodologías constructivas como Cradle to Cradle y EPD que  permiten erigir una obra cumpliendo los requisitos más exigentes en cuanto a sostenibilidad. La rehabilitación y la construcción con materiales de origen responsable colaborarán con la transición ecológica y harán de este un lugar mejor. También las certificaciones sobre sostenibilidad son un mercado al alza, ya que tanto la ciudadanía y las empresas quieren establecerse en instalaciones saludables y eficientes que no sean dañinas para el medio ambiente.

En 2005 la ONU, a través de la UNESCO, estableció que el 17 de mayo sería el día mundial del reciclaje, hoy, casi veinte años después, seguimos a la espera de una reconversión total del sector constructivo. Es cierto que, al ser un cambio tan radical, de producción y de mentalidad, cuesta mucho más, sin embargo, ya existen ejemplos de proyectos que harán al mundo más sostenible y que deben ser el paradigma de aquí en adelante